
Como el trabajo del artista, la expresión gráfico-figurativa y plástica del niño involucra requisitos y experiencias muy diversos: figuración; sensorialidad; desarrollo de una visión de lo imaginario, de lo irracional, de lo onírico, sentimientos intensos; la impresión que produce un rostro, un gesto, un ritmo...; en fin, la necesidad compulsiva de expresar las relaciones consigo mismo y con los demás. El arte contribuye a vivificar productivamente formas que integran lo consciente, lo sistemático y lo informal, el proyecto y la intuición, la determinación e indeterminación en las sensaciones y emociones.